jueves, 30 de octubre de 2008

EN LA CAMA

Aquella noche dos desconocidos entraron en mi cama, dos almas perdidas. Me robaron risas, miradas de ternura y una extraña sensación de déjá vu.
Las sábanas acariciaron sus cuerpos desnudos, se humedecieron con el sudor y la pasión por la que se dejaban llevar. No midieron sus palabras, un cocktail de sentimientos que embriaga y seduce dejandote sin respiración. La almohada cayó al suelo, desde donde yo, un voayeur sin escrúpulos, contemplaba a dos actores desbordándose sin miedo al pudor. Amaneció con la música de Antonio Orozco y aún me pregunto ¿dónde fueron a parar esas almas perdídas? que me robaron el corazón.

Ángel Caballero

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