Estaba finalizando el Master Anual de Interpretación para la cámara, cuando la llamaron para comunicarle que había sido seleccionada para formar parte del elenco de actores de la serie valenciana, L'alqueria Blanca. Han pasado algunos años desde aquello, en los que, la serie se ha convertido en un gran éxito en el Canal 9 valenciano, y Carme Juan ha aprendido a perfilar su trabajo en el campo audiovisual y algún que otro secreto que nos descubre en esta entrevista.
Central de cine: ¿Cómo te llegó esta oportunidad?
Carme Juan: Llevaba muchos años viviendo del teatro y de algún que otro programa en Canal 9. Deseaba hacer ficción, cine, trabajar con la cámara... y por primera vez me busqué representante y entré en La Central de cine. Casi finalizando el máster, mi representante me envió al cásting de la serie y me cogieron. Supongo que el destino me recompensó cuando realmente estuve preparada.
Carme Juan: Llevaba muchos años viviendo del teatro y de algún que otro programa en Canal 9. Deseaba hacer ficción, cine, trabajar con la cámara... y por primera vez me busqué representante y entré en La Central de cine. Casi finalizando el máster, mi representante me envió al cásting de la serie y me cogieron. Supongo que el destino me recompensó cuando realmente estuve preparada.
C.D.C: ¿Cómo es tu personaje en la serie?
C.J: Interpreto a una mujer de unos cuarenta años que a finales de los sesenta vive en su pueblo llevando la única tienda del lugar y atendiendo la centralita de teléfonos. Es una mujer moderna para la época, valiente, fuerte, emprendedora, capaz de luchar por su hijo y por su amor, aunque las consecuencias sean adversas para ella. Es un personaje que sufre pero sabe tomarse las cosas con humor y salir para adelante. Tiene mucho carácter y un gran corazón.
C.J: Interpreto a una mujer de unos cuarenta años que a finales de los sesenta vive en su pueblo llevando la única tienda del lugar y atendiendo la centralita de teléfonos. Es una mujer moderna para la época, valiente, fuerte, emprendedora, capaz de luchar por su hijo y por su amor, aunque las consecuencias sean adversas para ella. Es un personaje que sufre pero sabe tomarse las cosas con humor y salir para adelante. Tiene mucho carácter y un gran corazón.
C.D.C: ¿Cómo te enfrentas a tu trabajo?
C.J: Siendo puntual, con el texto bien aprendido y teniendo las acciones del personaje claras. La técnica ante la cámara a día de hoy ya está afianzada y la línea interna del personaje en una serie que ya lleva tiempo, como es mi caso, ya está muy clara. No hay que olvidar que los guionistas, directores, técnicos... van cambiando, pero los personajes no; nadie mejor que nosotros mismos los conocemos y cuando llegamos a este punto, es una verdadera gozada ponerles vida.
C.J: Siendo puntual, con el texto bien aprendido y teniendo las acciones del personaje claras. La técnica ante la cámara a día de hoy ya está afianzada y la línea interna del personaje en una serie que ya lleva tiempo, como es mi caso, ya está muy clara. No hay que olvidar que los guionistas, directores, técnicos... van cambiando, pero los personajes no; nadie mejor que nosotros mismos los conocemos y cuando llegamos a este punto, es una verdadera gozada ponerles vida.
C.D.C: ¿Qué tal con tus compañeros?
C.J: Creo que mi mayor descubrimiento ha sido aprender a quererlos en cada secuencia. Cuando les tienes tanto cariño, que tu única preocupación es que estén bien, que se luzcan y que disfruten... es cuando tu trabajo se hace tan generoso que empieza a recompensarte. En ese momento, empiezas a brillar tú también y con ello, la propia secuencia. Si das, recibes; y solo con ese diálogo interpretativo de amor y generosidad, se consiguen resultados magníficos.
C.J: Creo que mi mayor descubrimiento ha sido aprender a quererlos en cada secuencia. Cuando les tienes tanto cariño, que tu única preocupación es que estén bien, que se luzcan y que disfruten... es cuando tu trabajo se hace tan generoso que empieza a recompensarte. En ese momento, empiezas a brillar tú también y con ello, la propia secuencia. Si das, recibes; y solo con ese diálogo interpretativo de amor y generosidad, se consiguen resultados magníficos.
C.D.C: ¿Qué se siente cuando te reconocen por la calle?
C.J: Lo veo como los aplausos del teatro que llegan de esta forma cuando trabajas en el medio audiovisual. Te sientes afortunado de tener una profesión en la que te reconocen el esfuerzo con gestos de cariño. Solo hay que cuidar el ego para que no se venga abajo el día que no te reconozcan.
C.J: Lo veo como los aplausos del teatro que llegan de esta forma cuando trabajas en el medio audiovisual. Te sientes afortunado de tener una profesión en la que te reconocen el esfuerzo con gestos de cariño. Solo hay que cuidar el ego para que no se venga abajo el día que no te reconozcan.
C.D.C: ¿Qué te ha aportado tu paso por La Central?
C.J: Siempre llevo conmigo dos cosas que aprendí ahí. Una es recordar que la cámara te lee el pensamiento en todo momento. La otra es, que menos es más; cuantas menos cosas hagas, más piensas y más puede leer la cámara.
También me quedó una herencia de mútua atracción entre la cámara y yo, un control de la técnica ante la cámara que me da suficiente tranquilidad como para preocuparme solo de mi interpretación, e inquietud por abordar personajes nuevos, estudiarlos, entenderlos, buscar sus circunstancias; conocerlos y quererlos.
C.J: Siempre llevo conmigo dos cosas que aprendí ahí. Una es recordar que la cámara te lee el pensamiento en todo momento. La otra es, que menos es más; cuantas menos cosas hagas, más piensas y más puede leer la cámara.
También me quedó una herencia de mútua atracción entre la cámara y yo, un control de la técnica ante la cámara que me da suficiente tranquilidad como para preocuparme solo de mi interpretación, e inquietud por abordar personajes nuevos, estudiarlos, entenderlos, buscar sus circunstancias; conocerlos y quererlos.
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