jueves, 6 de noviembre de 2008

OLVIDA LOS TAMBORES

Hay veces que una canción te puede traer recuerdos de momentos que no has vivido y gente a la que nunca conociste. Cuando me senté en el patio de butacas y empecé a escuchar las canciones de aquellos artístas que triunfaron en la juventud de mis padres, los que pusieron un punto de color a mi niñez, me estremecí. Durante dos horas me sentí como uno de esos muchachos setenteros de los que habla la Diosdado.

Ayudado por las soprendentes interpretaciones de los televisivos Leandro Rivera, Elena Furiase o Antonio Hortelano, fui un rebelde sin causa que cogió una guitarra y no se sublevó ante una dictadura. En estos tiempos en los que la inocencia quedó olvidada en algún poema de Machado y la desconfianza nos invade, es maravilloso descubrir que hace años hubo alguien que no tuvo miedo de decir te quiero, en una casa de lluvia, amor y fuego.

Ángel Caballero

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