Cuando un amigo me arrastró al cine a ver esta película puse la mejor de mis sonrisas e intenté callar a una voz interior que me gritaba: menudo tostón vas a ver. Fue grata mi sorpresa al descubir que se trataba de una película hecha desde el corazón, llena de personajes que sienten, sufren y padecen.
Una historia contada por unos actores que trabajan desde una verdad y un realismo al que cada vez nos tienen menos acostumbrados en las grandes salas. Conjunto de miradas elegantes y cálidas, que el director de "Antes que anochezca" ha sabido reflejar a la perfección en la pantalla.
Me habría gustado hacer una crítica más imparcial y menos personal, pero me cuesta mucho al pensar en la vida del protagonista. Jean Dominique, jefe de prensa de una importante revista sufre una embolia y a partir de aquí su vida cambia por completo. A medida que va transcurriendo el film nos va cautivando haciéndonos amar la vida mediante imagenes del día a día, esas pequeñas cosas que forman parten de nuestra rutina y que ninguno nos paramos a apreciar.
Si algún amigo quiere compartir con vosotros esta película, no os neguéis. Al acabar la música envolvente de los títulos de créditos y se enciendan las luces, os faltarán palabras de agradecimiento para esa persona.
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