Subamos en la bicicleta de Elliot para volver a nuestra tierna infancia. Aquellos tiempos donde el mayor problema era que el chico con aparatos o la niña de gafas no se dieran cuentan de que nos gustaban. Pasábamos el día buscando el arca perdida o soñando con volar a tierras lejanas.
De esto es capaz el protagonista de Jumper, un chico normal que de la noche a la mañana se convierte en un superhéroe, con todas sus consecuencias: enfrentarse a los malos, salvar a la chica y entre tanto dar una vuelta al mundo en ochenta segundos. Una divertida película de ciencia ficción sin más pretensiones que entretenernos.
Pero pasan los años y aceptamos que Peter Pan no volverá a asomar por nuestra ventana. Juno, es una chica de dieciséis que no pierde el sentido del humor cuando se ve obligada a cambiar su viaje al País de Nunca Jamás por una clínica para embarazadas. La gran madurez con la que afronta los avatares de su vida nos recuerda a la protagonista de "Mi chica".
Con un toque de Clueles y un ligero aroma a pequeña miss sunshine abandonamos el sueño para volver al presente donde no hay máquinas del tiempo, dinosaurios o piratas.
Aunque siempre nos quedará la magia del cine donde podremos soñar durante dos escasas horas.
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