Recuerdo aquel largo y cálido verano, cuando te conocí, como si fuera ayer. Estabas sentado sobre un tejado de Zinc, con aquel pijama del mismo color que tus ojos.
Pronto nos hicímos amigos y me diste los mejores consejos que un alumno puede recibir de su maestro… El mejor golpe en cine se puede dar con una buena mirada . Gracias a ti, aprendí a ser un buscavidas e hice algo más de quinientas millas en busca de mi sueño. Pero cada noche volvía para reencontrarme contigo cual dulce pájaro de juventud.
Ganaste vários premios pero el mejor, fue el abrazo de tu mujer. No tenías ni un pelo de tonto y por eso la dirigiste con maestría, en repetidas ocasiones, para darle un lugar en la historia del cine.
Pero fue mi vida la que cambiaste al descubrirme este loco mundo de luces y sombras en el que ahora que quedo solo.
El pasado sábado, al caer el sol, me llegó un mensaje: Newman ha muerto, decía. No supe reaccionar. Que duro es maestro, aceptar que has pilotado una última carrera hacia las estrellas, para la que no hay vuelta atrás. Llamame loco pero cada noche, desde la terraza, cerraré los ojos para oler alguno de tus guisos que cocinarás para Clift o Brando.
Gracias señor Newman por formar parte de mi vida.
Ángel Caballero